Mis reflexiones y conclusiones personales han sido extraídas
de las ponencias y emociones reposadas, meditadas y después de tener la gran
suerte de disfrutar de uno de los cursos de verano de la Universidad
Internacional Menéndez Pelayo en Santander.
Quiero dar las gracias a todos por cumplir ampliamente las
expectativas, por hacer que mi motivación, mi ilusión y mis ganas de seguir
aprendiendo en los últimos años como docente se mantengan vivas.
Gracias al ministerio por ofertarnos estos cursos fantásticos
y enriquecedores dentro de un marco y entorno inmejorable que, al hacerlos,
conviven y renuevan nuestra cartera de maestros en transición.
Gracias a los directores y ponentes del curso que, con la distribución
del programa académico, han sabido llegar a cada uno de nosotros y, en mi caso
concreto, romper esas barreras mentales que yo misma había creado en mi
interior.
Gracias al gran grupo de compañeros, en especial a mi
pequeño grupo de apoyo, con los que he podido compartir conversaciones
educativas, pedagógicas, tertulias de café, paseos…
Cada uno hemos partido de una realidad, una situación geográfica
diferente, de unas vivencias personales, educativas singulares, pero con la aportación
de todos, al juntar nuestras palabras creamos unión y nos hemos sentido
orgullosos de lo nuestro, de lo que hacemos y de nuestra identidad.
Tengo que dar las gracias también al propio curso de “Las alfabetizaciones
múltiples como reto para la educación”
porque, después de hacerlo, sé que será un hecho, supondrá un cambio
sociocultural aunque para ello habrá que cambiar algunos contenidos
curriculares y las estrategias de aprendizaje. Los centros creativos se
adaptaran cada vez más a las nuevas tecnologías y dispondrán de más medios
sociales.
Terminaré estas reflexiones con la frase de un gran
comunicador y ponente del curso, Santiago Tejedor: “Educar es sacar de dentro”
lo mejor de nuestros alumnos, aunando entretenimiento y aprendizaje con lo
virtual y digital, con el fin de emocionarlos para atrapar su atención, para
cambiar su actitud, para aprender cosas nuevas porque educar la mente y el corazón
es EDUCAR.
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